La actividad como tatuador y piercing conlleva un riesgo específico al llevar implícita una actividad sobre el cuerpo humano, por lo que cualquier error o negligencia puede producir un daño personal de mayor o menor importancia.
No podemos olvidar la gran presión existente sobre los derechos de los consumidores, que impulsan a estos a presentar reclamaciones cada día con más facilidad, con o sin justificación.
En este sentido, el seguro para tatuadores y piercings es una tranquilidad que permite ejercer el trabajo diario sabiendo que en caso de reclamación, los gastos de defensa y eventualmente de condena estarán cubiertos por el mismo, de forma profesional y aséptica, evitando tener que entrar en discusiones personales que no suelen llegar a buen fin.